jueves, 4 de septiembre de 2008

El Drama de la Inmigración Irregular.


Son muchas vidas humanas las que se pierden día tras día en el afán de encontrar, al precio que sea, una vida menos mala que la que llevan en sus respectivos países. Huyen de la miseria, la persecución y la corrupción sin importarles pagar con lo único que poseen, sus propias vidas. Prefieren morir en el mar y no seguir en la penuria a la cual están sometidos en sus países de origen.

Cada vida que se pierde en un cayuco es un proyecto, son ilusiones, esperanza. Es una gran tragedia, que por repetirse tantas veces, parece que nos insensibiliza. Estos jóvenes que mueren por escapar de la miseria merecen que el mundo desarrollado haga algo por ellos. Deberían multiplicarse los esfuerzos por actuar en los países de origen para que encuentren allí las oportunidades de una vida digan que ahora no tienen. Pero me temo que seguiremos igual, mirando el ombligo de nuestra crisis económica, cerrando los ojos para no ver los cadáveres de ahogados en cayucos o en las arenas de las playas.

No puedo ni imaginar lo horrible que debe ser su situación. Si están dispuestos a correr el riesgo de un viaje tan peligroso, para después llegar a un país donde no son tratados como personas por gran parte de la sociedad. Me repugnan esos desalmados que se aprovechan de las miserias de esta gente, llenándoles de falsas ilusiones y sacándoles enormes sumas de dinero por transportarlos de manera inhumana a nuestras tierras.


Distintos puntos de inmigración desde África hasta España y distancias de la travesía:


Imágenes: El País



En la tierra de nadie

En la tierra de nadie, sobre el polvo
que pisan los que van y los que vienen,
he plantado mi tienda sin amparo
y contemplo si van como si vuelven.

Unos dicen que soy de los que van,
aunque estoy descansando del camino.
Otros «saben» que vuelvo, aunque me calle;
y mi ruta más cierta yo no digo.

Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme.
Y sonríen al oír, porque ellos todos
son la gente que va, pero que vuelve.

Escuchadme una vez: ya no me importan
los caminos de aquí, que tanto valen.
Porque anduve una vez, ya me he parado
para ahincarme en la tierra que es de nadie.

Carmen Conde



1 comentario:

Anónimo dijo...

No quería que pasara esta entrada sin al menos un comentario... Enhorabuena Juanjo porque estos asuntos son también política, con mayúsculas; tú sabes quién te lo dice y por qué. La crisis económica no puede ser la coartada para abandonar lo hecho hasta ahora e ignorar un problema que es de todos, dando respuestas coyunturales y farisaicas...